lunes, 10 de octubre de 2016

El poder del pensamiento sobre la materia, demostrado por la física cuántica.


En un estudio publicado en la edición del 26 de febrero de Nature (Vol. 391, páginas 871-874), por los investigadores del Instituto de Ciencia Weizmann, que han llevado a cabo un experimento controlado, que demuestra cómo un haz de electrones se ve afectado por el acto de ser observado. El experimento reveló que cuanto mayor o intensa es la acción de “ver” mayor influencia tendrá el observador sobre lo que realmente ocurre.

El observador cambia la realidad

Esta investigación da respuesta a una de las premisas más extrañas y controvertidas de la teoría cuántica y que ha fascinado tanto a filósofos como a físicos por igual, y que afirma que por el acto mismo de ver u observar, el observador afecta la realidad observada.

El equipo de investigación dirigido por el profesor Mordejai Heiblum, incluye al estudiante de doctorado Eyal Buks, al Dr. Ralph Schuster, la Dra. Diana Mahalu y el Dr. Vladimir Umansky. Los científicos, miembros del Departamento de Física de la Materia Condensada, trabajan en el Institute’s Joseph H. and Belle R. Braun Center for Submicron Research.

Este estudio que se presenta a continuación de forma resumida sugiere pues, que el pensamiento influye y modifica de forma clara la materia, que por ende está compuesta por átomos, y vendría a respaldar otros estudios que han ido desarrollándose sobre el poder de la mente sobre nuestra realidad colindante.

Interferencia cuántica

Cuando el “observador cuántico” está observando la mecánica cuántica establece que las partículas también pueden comportarse como ondas. Esto puede ser cierto para los electrones a nivel submicrónico, es decir, a distancias que miden menos de una milésima parte de un milímetro. Cuando se comportan como ondas, pueden pasar simultáneamente a través de varias aperturas en una barrera y luego reunirse de nuevo en el otro lado de la barrera. Esta “reunión” se conoce como interferencia.

Por extraño que pueda parecer, la interferencia sólo puede ocurrir cuando nadie está mirando. Cuando un observador empieza a ver las partículas que pasan a través de las aberturas, el panorama cambia drásticamente: si una partícula es vista pasar por una abertura, entonces está claro que no pasó por la otra. En otras palabras, cuando están bajo observación, los electrones están “obligados” a comportarse como partículas y no como ondas. Así, el mero acto de la observación afecta a los resultados experimentales.

Cómo lo demostraron

Para demostrarlo, los investigadores del Instituto Weizmann construyeron un pequeño dispositivo que mide menos de una micra de tamaño como barrera con dos aberturas. A continuación, enviaron una corriente de electrones hacia la barrera. El “observador” en este experimento no fue humano, sino un pequeño pero sofisticado detector de electrones. La capacidad “del observador cuántico” para detectar electrones podía ser regulada.

A parte de “observar” o detectar los electrones, el detector no producía efectos sobre la corriente. Sin embargo, los científicos encontraron que la presencia misma del detector u “observador”, cerca de una de las aberturas causó cambios en el patrón de interferencia de las ondas de electrones que pasan a través de las aberturas de la barrera. De hecho, este efecto era dependiente de la “cantidad” o intensidad de la observación: cuando la capacidad del “observador” para detectar electrones aumentaba, la interferencia se debilitó; en contraste, cuando su capacidad para detectar electrones se redujo, la interferencia aumentó.

Por lo tanto, mediante el control de las propiedades “del observador cuántico” los científicos lograron controlar el grado de su influencia en el comportamiento de los electrones. La base teórica de este fenómeno fue desarrollado hace varios años por un número de físicos, entre ellos el Dr. Adi Stern y Prof. Yoseph Imry del Instituto Weizmann de Ciencias, junto con el Prof. Yakir Aharonov de la Universidad de Tel Aviv. El nuevo trabajo experimental se inició a raíz de las conversaciones con el Prof. Shmuel Gurvitz, y sus resultados ya han atraído el interés de los físicos teóricos de todo el mundo.

La tecnología del futuro

El experimento de encontrar que la observación tiende a matar la interferencia puede ser utilizado en la tecnología del mañana para garantizar el secreto de la transferencia de información. Esto se puede lograr si la información se codifica de tal manera que se necesita la interferencia de múltiples trayectorias de electrones para descifrarlo. “La presencia de un espía, que es un observador, aunque uno no deseado, mataría a la interferencia”, dice el Prof. Heiblum. “Esto haría que el destinatario sepa que el mensaje ha sido interceptado”.

En una escala más amplia, el experimento Weizmann Institute es una importante contribución a los esfuerzos de la comunidad científica destinadas a desarrollar máquinas electrónicas cuánticas, que pueden llegar a ser una realidad en el próximo siglo. Tal tecnología del futuro puede ser, por ejemplo, abrir el camino para el desarrollo de nuevos ordenadores cuya capacidad superará ampliamente el de las máquinas más avanzadas de hoy.

Esta investigación fue financiada en parte por la Fundación Minerva, Munich, Alemania. Prof. Imry titular de la Cátedra Max Planck de Física Cuántica y director del Centro Albert Einstein Minerva de Física Teórica.
por Damian NT
Artículo original (en inglés):http://www.sciencedaily.com/releases/1998/02/980227055013.htm
vía/selenitacosnciente.com

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