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lunes, 31 de octubre de 2016

Científicos descubren cómo funciona el efecto placebo.

La tecnología de resonancia magnética desarrollada especialmente para el estudio puede marcar el comienzo de una era de la terapia del dolor individualizada.

Científicos han identificado por primera vez la zona del cerebro en la circunvolución frontal responsable por el 'efecto placebo' en el alivio del dolor, de acuerdo con el reciente estudio del Instituto de Rehabilitación de Chicago publicado en la revista 'PLOS', según informa 'Science Daily'. En la ciencia, por 'efecto placebo', se entiende la reducción de dolor que se produce en enfermos que reciben tratamientos con sustancias inocuas, mientras los pacientes creen que son fármacos verdaderos con un efecto terapéutico.

La localización de la zona de activación del efecto placebo, que se encarga de la eliminación del dolor, puede desarrollar un tratamiento más personalizado para millones de pacientes con dolor crónico. La tecnología de resonancia magnética diseñada especialmente para el estudio puede marcar el comienzo de una era de terapia del dolor individualizada, gracias a la posibilidad de identificar cómo el cerebro de una persona responde a un fármaco.

"La nueva tecnología permitirá a los médicos ver qué parte del cerebro se activa durante el dolor y elegir el medicamento específico para esta zona", dijo Vania Apkarian, uno de los autores del estudio.

Los científicos afirman que el descubrimiento "proporcionará más datos basados en la evidencia sobre el dolor. Los médicos podrán saber en qué medida la zona del dolor se encuentra afectada por los medicamentos".

fuente/RT

jueves, 11 de febrero de 2016

La Ciencia de las Afirmaciones Positivas.

Las afirmaciones tienen su origen psicoterapéutico en la labor del francés Émile Coué. Su afirmación “Todos los días, en todos los sentidos, estoy cada vez mejor y mejor”, repetida en el comienzo y el final de cada día, sirvió para cambiar el pensamiento inconsciente de sus pacientes. Las afirmaciones nos ayudan a desarrollar una mentalidad positiva y así romper las barreras que el pensamiento negativo pone en nuestra vida día a día.

Las tendencias actuales en neurociencia ofrecen evidencia de que podemos mejorar conscientemente nuestra salud y bienestar simplemente cambiando nuestros pensamientos. Los nuevos descubrimientos en neuroplasticidad han demostrado que la realidad física de nuestro cerebro se forma a partir de nuestras experiencias pasadas y que puede cambiar en función de la nueva de información. Lo realmente curioso es que no importa si esta información proviene de un estímulo del entorno (bottom-up event) o de nuestro pensamiento (top-down event). El cerebro, a menudo, no encuentra diferencias ente lo exterior (aquello que llamamos real) y lo interior (aquello que llamamos imaginado/imagen mental).

Lauren Robins (MS, LMT), en su artículo “El Cuerpo Indefinido” dice: “Los pensamientos crean productos químicos que se vierten en torrentes que cursan a través de nuestro cuerpo. Dentro de los 20 siguientes segundos tras un pensamiento, la composición química del cuerpo se ve alterada, lo que deriva en un efecto ácido o alcalino en nuestro cuerpo. Si perseveramos en los pensamientos negativos, nuestro sistema nervioso envía los productos químicos a los músculos; nuestro cuerpo físico se contrae y el pensamiento se vuelve difuso”.

Cathy Chapman, Ph.D.: “Si eres de los que tiene pensamientos de tristeza, enojo o negatividad la mayor parte del día, estásdebilitando tu sistema inmunológico. Se ha demostrado clínicamente que los productos químicos en tu cuerpo que combaten las infecciones disminuyen si este tipo de pensamientos persisten”.

El Dr. Joe Dispenza dice: “El cerebro pensante, el neo cortex, es la semilla de nuestro libre albedrío y nos permite tener una elección y una opinión propias. La cosa que más me llamó la atención de las personas que mostraban cambios en su salud es que habían cambiado su forma de pensar. Cambiar la forma de pensar tiene el efecto en el cerebro de enviar una nueva señal al cuerpo. Nuestros pensamientos tienen una conexión directa con nuestro nivel directo de salud. Los pensamientos crean neuroquímicos. Si tienes pensamientos felices, estás produciendo los neuroquímicos que te hacen sentir feliz.”

El Dr. Joseph M Carver, PhD, en su artículo “Gestión de la Memoria Emocional: Control Positivo Sobre tu Memoria”, escribe: “Los pensamientos cambian la química del cerebro. Con nuestros pensamientos cambiamos los neurotransmisores a diario. Si un hombre entra en una habitación con una pistola, sentimos “amenaza”, y el cerebro libera norepinefrina. Nos ponemos tensos, alerta, nuestras palmas se vuelven sudorosas, y nuestro corazón late más rápido. Si todo resultó ser una broma, y el hombre nos dice que la pistola es en realidad de chocolate, el cerebro cambia rápidamente su opinión, se relaja, nos reímos… la broma está en nosotros, en nuestro pensamiento… ¡Sentimos lo que pensamos! El pensamiento positivo funciona. Como sugiere el ejemplo anterior, lo que pensamos acerca de una situación crea nuestro estado de ánimo”.

La Dra. Caroline Leaf, investigadora cerebral de Sudáfrica con más de 25 años en este campo, dice: “entre el 87% y el 95% de las enfermedades que nos aquejan hoy en día son el resultado directo de nuestra vida mental. Lo que pensamos nos afecta física y emocionalmente. Es una epidemia de emociones tóxicas… La persona promedio tiene más de 30.000 pensamientos al día. A través de una vida de pensamiento no controlado, creamos las condiciones para la enfermedad. La investigación muestra que el miedo, por sí solo, provoca más de 1.400 respuestas físicas y químicas conocidas y activa más de 30 hormonas diferentes. Los residuos tóxicos generados por los pensamientos tóxicos provocan las siguientes enfermedades: diabetes, cáncer, asma, problemas de la piel y alergias por nombrar sólo unos pocos. ¡Controla conscientemente tu pensamiento y empieza a desintoxicar tu cerebro!”

La neurocientífica Helen Mayberg llegó a la conclusión de que las píldoras inertes –placebos– funcionan de la misma manera en el cerebro de personas deprimidas que los antidepresivos. La actividad en la corteza frontal, el asiento del pensamiento superior, aumenta; la actividad en las regiones límbicas, que se especializan en las emociones, decaen.

El Dr. Joe Dispenza explica que cuando las neuronas del cerebro se conectan a través de la activación provocada por un pensamiento o un recuerdo, crean una asociación en un patrón de pensamiento, o “neuro-red”. Se ilustra de la siguiente manera: “El concepto y el sentimiento de amor, por ejemplo, se almacena en esta vasta neuro-red. Pero construimos el concepto de amor de muchas otras diferentes ideas del amor. Algunas personas tienen el amor conectado a la decepción; cuando piensan sobre el amor, experimentan el recuerdo del dolor, la tristeza, la ira, e incluso rabia”. Lo que piensas y afirmas del amor, o de cualquier otra cosa, tiene su patrón asociado en el cerebro.
Las neuronas que se disparan juntas, se conectan. Si practicas algo una y otra vez, como una afirmación positiva, esas neuronas crean una relación duradera. Si te enojas a diario, si te sientes frustrado a diario, si sufres a diario, todo esto es integrado en la red neuronal, que a partir de entonces habrá creado una relación a largo plazo con todas esas ideas. Las afirmaciones ayudarían en este sentido a crear nuevos patrones y asociaciones a través de nuestro esfuerzo mental.

También sabemos que las neuronas que no se disparan juntas pierden su relación a largo plazo; cada vez que interrumpimos un pensamiento (tal y como enseñamos en nuestro Curso Online de Mindfulness), esas neuronas que estaban conectadas entre sí empiezan a romper sus relaciones.

De hecho, la psiconeuroinmunología está explorando esta relación. En palabras del psiquiatra George F. Solomon, “la psiconeuroinmunología es un campo científico interdisciplinar que se dedica al estudio e investigación de los mecanismos de interacción y comunicación entre el cerebro (mente/conducta) y los sistemas responsables del mantenimiento homeostático del organismo, los sistemas: nervioso (central y autónomo), inmunológico y neuroendocrino, así como sus implicaciones clínicas”. Se trata de un territorio del que aún queda mucho que explorar, pero cuyas conclusiones arrojan una nueva luz a larelación cuerpo/mente y el poder que los pensamientos (y su manifestación exterior, las afimaciones) tienen en nuestra vida diaria a nivel fisiológico, psicológico y comportamental.

by Jorge Benito
Fuente: Mindfulness Exercises en Español

viernes, 23 de octubre de 2015

El efecto placebo es cada vez mayor en los ensayos clínicos.

Un estudio constata que ha ido aumentando progresivamente entre 1990 y 2013, poniendo en riesgo la fiabilidad de dichos ensayos

El efecto placebo es la mejoría de los pacientes a través del consumo de medicamentos falsos. Ahora, se ha descubierto que este efecto es cada vez mayor en ensayos clínicos, en especial en EEUU. Este hecho puede propiciar que cada vez sea más difícil demostrar que los medicamentos de verdad funcionan mejor que un placebo, alertan los autores del estudio. Por Marta Lorenzo.

El curioso efecto placebo consiste en una mejora física en personas que, por ejemplo, estén padeciendo un dolor, tras tomar una sustancia placebo, esto es, un medicamento falso.

¿Por qué funciona dicha sustancia entonces? Pues por la creencia de los pacientes en que es un medicamento de verdad. Digamos, por tanto, que ese “engaño” es lo que desencadena una respuesta positiva en el organismo.

La ciencia ha intentado desentrañar el secreto del placebo en diversas ocasiones. Por ejemplo, en 2007, una investigación desarrollada por neurólogos de la Universidad de Michigan reveló un posible mecanismo neuronal que explicaría este efecto.

Según los científicos de la UM, cuando una persona cree que va a tomar una medicina, su cerebro activa una región vinculada a la habilidad de experimentar un beneficio o una recompensa, el núcleo accumbens, y segrega dopamina, provocando el alivio al dolor.

También se ha sugerido que el placebo tiene su origen en la evolución : La puesta en marcha del sistema inmune resulta tan costosa para el organismo que éste espera “señales” (como una pastilla) para activarlo. De este modo, el cuerpo garantiza el ahorro de sus propios recursos energéticos.

Difícil prueba

Ahora, un estudio reciente realizado por investigadores de la de la Universidad McGill (Canadá) y publicado en la revista Pain ha revelado un aspecto nuevo e intrigante del placebo: que este efecto está aumentando en los ensayos clínicos que se realizan, en especial en Estados Unidos.

Según la investigación, en la que se analizaron los resultados de 84 ensayos clínicos de medicamentos para el dolor llevados a cabo en todo el mundo entre 1990 y 2013, la inhibición del dolor experimentado por pacientes sometidos a sustancias placebo aumentó en ese periodo de manera constante, alcanzando una disminución promedio en los niveles de dolor del 30% en 2013.

Los científicos de la Universidad McGill creen, y así lo informan en la web de dicha Universidad, que este incremento podría deberse a que los ensayos clínicos cada vez duran más en EEUU, país en que han pasado de tener un promedio de cuatro semanas de duración en 1990 a 12 semanas como promedio en 2013.

Por otra parte, señalan los investigadores, estos ensayos con placebos también han aumentado de “tamaño”, pues en 1990 la media de pacientes que participaban en ellos era de unos 50, mientras que en 2013 fue de más de 700 pacientes.

Mejorar los ensayos clínicos

El hecho de que el placebo se incremente, advierten los autores del estudio, puede implicar el fracaso de los ensayos clínicos con ciertas sustancias, pues cada vez resultará más difícil para las compañías farmacéuticas probar que el fármaco con el que se hacen dichos ensayos resulta más eficaz que el tratamiento con un placebo.

Hay otro factor relacionado con el placebo que podría asimismo condicionar el resultado de los ensayos clínicos, según constató un estudio del pasado mes de abril sobre el tema: el hecho que los efectos de los placebos dependen de la genética de cada persona, en concreto de los genes que dirigen las vías de neurotransmisión cerebral, que también están involucradas en la respuesta a los fármacos.

Esto implicaría que, para evaluar correctamente el efecto de un fármaco, habría que dividir a los participantes de cada ensayo clínico en tres grupos: unos que tomen el fármaco, otros que tomen el placebo, y otros que no tomen nada, señalaron los autores de este otro estudio, que son investigadores del Centro Médico Beth Israel Deaconess (Boston, EE.UU.) y del Departamento de Medicina del Hospital Brigham and Women.


Referencia bibliográfica: 


Tuttle, Alexander H.; Tohyama, Sarasa; Ramsay, Tim; Kimmelman, Jonathan; Schweinhardt, Petra; Bennett, Gary J.; Mogil, Jeffrey S. Increasing placebo responses over time in U.S. clinical trials of neuropathic painPain(2015). DOI: 10.1097/j.pain.0000000000000333.


fuente/Tendencias21