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miércoles, 5 de abril de 2017

Traspasando los muros de la Mente (Koan)



Un kōan es, en la tradición zen, un problema que el maestro plantea al novicio para comprobar sus progresos. Muchas veces el 'kōan parece un problema absurdo, ilógico o banal. Para resolverlo el novicio debe desligarse del pensamiento racional y aumentar su nivel de conciencia para adivinar lo que en realidad le está preguntando el maestro, que trasciende al sentido literal de las palabras.

Por ejemplo, un famoso koan es, "Conocemos el sonido de dos manos aplaudiendo; pero, ¿cuál es el sonido de una mano aplaudiendo? No hay más solución que esta "Te debes concentrar en la mano y oír su sonido". 

 leer escuchando esta música:



En la antigüedad, unos cuantos maestros Chan descubrieron que si un candidato era suficientemente maduro, podía ser empujado a la experiencia de la iluminación (a los novatos no se les planteaban koans) tratando de encontrar la respuesta a una pregunta de esta clase. Ahora bien, "aplaudir" significa pegar con dos cosas juntas. La pregunta, entonces, no tiene sentido. Una mano no puede aplaudir y por lo tanto no pude hacer el sonido del aplauso. Sin embargo la pregunta es tan seductora que los candidatos puede estar atraídos en extremo a responderla. Aquí expongo algunos ejemplos más recopilados.

Un novato se acerca a su maestro y le suplica que le instruya.

"Antes de que te pueda enseñar cualquier cosa debes decir una palabra de verdad," dice el maestro.

El novato pensó por un momento. "¡Buda!", respondió él. Disgustado, el maestro lo despide. "¡Regresa cuando puedas decir una palabra de verdad!"

El novato pensó y pensó y decidió una mejor respuesta. El próximo día regresó donde el maestro, se arrodilló a sus pies, y susurró, "Compasión." Pero otra vez el maestro lo despidió.

El novato luchó para encontrar una respuesta más notable, una que sería seguramente incontrovertible en su verdad. Pensando él encontró la respuesta en la palabra "Amor", y regresó a su maestro.

A medida que comenzó a arrodillarse, el maestro de repente lo pateo.

¡Ay! Gritó el novato.

"Siéntate," dijo el maestro. "Finalmente has pronunciado una palabra de verdad."

(Una respuesta espontánea, por definición, no está corrompida por el ego.)

Maestro, ¿qué es la verdad?.

- La vida de cada día.

- En la vida de cada día sólo aprecio las cosas corrientes y vulgares de cada día y no veo la verdad por ningún lado.

- Ahí está la diferencia, en que unos la ven y otros no.

Maestro, ¿qué haces tú para estar en el camino verdadero?.

- Cuando tengo hambre, como; cuando tengo sueño duermo y cuando tengo que trabajar, trabajo.

- Pero esas cosas las hace todo el mundo.

- No es cierto. Cuando los demás comen, piensan en mil cosas a la vez. Cuando duermen, sueñan con mil cosas a la vez. Cuando trabajan no sienten el momento sólo piensan en la hora del descanso y después en la de acabar. Por eso yo me diferencio de los demás y estoy en el camino verdadero.

- Maestro, ayúdame a encontrar la liberación.- ¿Y quién te tiene prisionero?- Nadie.
- ¿Por qué buscas la liberación entonces?

Aquí os dejo tres Koans para los que queráis: buscar la solución.

1º¿Dónde se va el puño cuando la mano se abre? 2º ¿Cuantos ángeles entran en la cabeza de un alfiler?

3º Cuando tu no puedes hacer nada ¿Qué puedes hacer?

Y que es un koan?

No es una adivinanza, un koan no es un juego de palabras, generalmente se entiende que un koan es una herramienta que es usada dentro del budismo Zen y sirve para bloquear de alguna manera el constante discurso mental y hacer que brote la mente mas sutil o una forma de ver las cosas mas clara y despierta.

Puede parecer que un koan es algo aparentemente estúpido o absurdo, pero no lo es.

La respuesta a un koan también suele ser extraña, y en ocasiones tiene bastante de humor o ironía, un koan no tiene por qué ser necesariamente un discurso , puede ser una acción como encender una barrita de incienso o rascarse la cabeza, depende del maestro y por supuesto depende del discípulo porque un koan es algo que va dirigido específicamente a una persona en concreto, a veces el mismo koan es para varias personas, otras veces no.
Un koan no es un juguete, no sirve para pasar el rato; un koan no es algo que pueda ser usado como una pastilla antidepresiva ni tampoco como un malabarismo virtuoso de las palabras, un koan no tiene la misma respuesta para todos, cada persona a la que el maestro ha planteado el koan dará su respuesta y el maestro observará mediante esas respuestas el avance del discípulo.

Es por tanto un método de comunicación muy profundo donde el maestro puede constatar por sus respuestas que el discípulo ha llegado al mismo entendimiento; aunque puede ser también una forma de comunicar sentimientos muy profundos e ideas muy sutiles entre dos personas a las que el lenguaje se les ha quedado corto.

"Un koan siempre tendrá una respuesta sin ser una pregunta"

En ocasiones, aunque no haya un maestro, la vida o la gente que nos rodea nos plantean situaciones que bien podrían ser un koan, la respuesta obviamente será de tal forma que encajará y formará un todo, porque con los koan no se puede hacer trampas. Hacer trampas es la mejor forma de no llegar a ningún sitio, a nadie se puede engañar respondiendo artficiosamente a un koan y pretenderlo o hacerse el listillo solo sirve para quedar como un payaso ridículo.

Aunque bien mirado esa situación y ser consciente de ella también podría ser un buen koan:
Siendo mas listo que el hambre. Te quedas con el culo al aire Si no eres un pulpo ¿A qué juegas?

KOAN: Diálogo con el Si mismo. El Yo grande interroga al yo pequeño en el día del cumpleaños de ambos (¿de ambos?...).

- ¿Cuántos años dices que tienes?

- Cincuenta y cinco.

- ... Imposible. Yo soy más grande que tú y tengo muchísimos menos...

- Será porque yo te hablo desde mi materia sensible y tú, en cambio, desde mi luz y mi karma.

- ¡Mi eterno amado enemigo! El Yo grande medita...     (sabiduría zen)

Ejercicio importante para nuestra salida de la Matrix y reconexión con nuestra verdadera naturaleza:
Como en las meditacciones clásicas, nos sentamos con los ojos cerrados, sin ruido ni interrupciones, y nos internamos en nuestro ser, lejos del mundo y sus pensamientos disparatados, tratando de ir profundizando, mientras paso a paso, nos despojamos de todo el peso que nos recubre, por medio de preguntas similares a estas:

¿Quién soy si desaparece mi pasado?

¿Quien soy sin mis estudios, mi historia laboral, mis éxitos y fracasos?

¿Quien soy sin mis compañeros de trabajo y sin mis conocidos?

¿Quien soy sin mi familia y sin apellido? ¿Quien soy si me quito mi nombre?

¿Quien soy sin la nacionalidad que me identifica?

¿Quien soy sin mis aficiones y sin mis libros?

¿Cuando saco de escena a quienes dependen de mí, a mis hijos, a mis padres ¿Qué queda de mí?

¿Si elimino mis propiedades, mis pequeños tesoros, mis títulos ¿Quien soy?

Este ejercicio es el equivalente occidental de meditar en el koán Zen: ¿Quién eras tú antes del nacimiento de tus padres? Los budistas Zen de la secta Rinzai eran partidarios de la "Iluminación Súbita", despertar que sucedía de manera involuntaria, tras forzar a la mente repetidamente, con una pregunta insoluble, haciéndole dar vueltas a una cuestión a la que la razón no podría otorgar ninguna respuesta racional.

La mente dual, desesperada, tras años de reflexionar en el koán, -en la frase inexplicable-, un buen día se rendía y explotaba, iluminándose. Esto es, entendiendo la Realidad Última.

Por/Jesús Miravalles Gil