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lunes, 18 de junio de 2018

Seshen: La Sanación a Distancia desde el Antiguo Egipto a hoy día.

En el Antiguo Egipto parece ser que se conocía una técnica basada en la combinación de principios de la física, metafísica y espiritualidad que permitía poner un misterioso conocimiento en el "castillo" de lo esotérico (doctrina secreta de conocimientos y técnicas de acceso restringido) mediante el cual se crea una energía de tamaño intraatómico que sigue a la generación de un pensamiento y que al igual que un rayo láser se focaliza en un punto de una persona o animal para reprogramar un desequilibrio energético con manifestación orgánica.

Por tanto hoy en Sabiens sabremos más sobre una energía que no se toca pero si se siente positivanente como es el Seshen.



fuente/Sabiens

lunes, 26 de marzo de 2018

Cómo es que decir ciertas palabras puede curar a las Personas?

Pareja

EXTRAÑAMENTE, FREUD NOTÓ QUE HABLAR PODÍA CURAR. PERO EN REALIDAD NO ES SÓLO HABLAR, ES DECIR LA VERDAD LO QUE CURA, AL RESONAR CON EL PRINCIPIO CREATIVO DEL COSMOS.

Uno de los principales descubrimientos que hizo Freud fue darse cuenta de que hablar podía curar los trastornos psicológicos. Simplemente decir ciertas cosas que generalmente estaban siendo reprimidas -traumas, temores, emociones atoradas, recuerdos del origen de la patología- era suficiente para, en ocasiones, librarse de las psicopatologías crónicas. Freud incluso usó como sinónimo de "psicoanálisis" el término "la cura por la palabra". Todo esto generó que algunos compararan el psicoanálisis con el misticismo, una comparación que en realidad no está tan equivocada. Pero misticismo o ciencia, lo cierto es que la palabra cura.

Decimos que hay algo místico en esto porque la idea de que la palabra tiene una fuerza mágica, creativa o transformadora de la realidad es algo que se encuentra en el origen de todas las grandes religiones. La palabra es la herramienta creativa por excelencia. Pero no sólo es el poder de Dios, sino es también aquello a través de lo cual el hombre se alinea con el orden cósmico y participa en la divinidad. En las Upanishad, el sabio Yajnavalkya responde a la pregunta de qué es aquello que permite superar la muerte diciendo que son el fuego y la palabra los que alcanzan la libertad. 

En el pensamiento védico la palabra y el fuego están profundamente identificados. El fuego -Agni- es aquello que viaja hacia el cielo y es algo así como la tecnología divina por excelencia. Algo similar ocurre con el fuego que roba Prometeo de los dioses. Ese fuego, esa tecnología divina, es la palabra. Pero no todas las palabras: es la palabra verdadera, o lo que podríamos llamar la palabra del corazón, la palabra que debe ser dicha.

El psicólogo clínico Jordan Peterson precisa que lo que cura no es la palabra en sí; es la verdad. Peterson dice que esta es la idea más profunda y efectiva que ha encontrado en su práctica: lo que cura en la terapia es la verdad. También cura exponerse a las cosas que se están evitando o a las que se les tiene miedo, pero esto es una forma de actuar la verdad. Cuando un psicólogo lleva a una persona a enfrentar aquello que esa persona sabe que no debe seguir evitando, entonces lo que se está haciendo es escenificar una situación para que la persona actué o viva sus verdades más profundas. Simplemente hay evidencia, dice Peterson, de que cuando una persona enfrenta algo que está evitando -bajo su propia voluntad- esto hace que mejore.

Esta idea ciertamente no es original. Muchos terapeutas han escrito sobre la forma en la que esta palabra verdadera -ya sea como aceptación consciente, ya sea como representación activa- es la base del psicoanálisis. Alfred Adler, por ejemplo, creía que el origen de los problemas psicológicos era que las personas empezaban a vivir una mentira, una vida-mentira. El engaño y la evasión como fuente de toda la patología. Lo interesante en Peterson es su idea de que este hablar como curación es una versión secular de la idea de que "la verdad te hará libre" y por lo tanto la cura hablada se puede rastrear al origen del pensamiento metafísico occidental, tanto a la Biblia como a Platón. 

Decir la verdad es la expresión del Logos en el mundo y, en consecuencia, hace que el individuo haga lo que hace el Logos: crear orden en el caos. Un orden que es, a la vez, verdadero y bueno. La lectura psicológica de la Biblia que hace Peterson llega a la conclusión de que la verdad es el antídoto a la caída del hombre, es la fuerza redentora. 

En el Génesis se dice que es la palabra en la forma de verdad la que genera orden en el caos, pero más aún, dice Peterson, que el ser que se crea hablando -diciendo la verdad- es bueno: Y Dios vio que era bueno, se repite. Peterson nota que se insiste en que el ser creado con la palabra es bueno y hay allí una pista de que el estado adánico, en tanto que era imagen de Dios y estaba llevando con fruición a la verdad, estaba en sí mismo propiamente balanceado. 

El viaje del hombre -del héroe y del santo- es en gran medida redescubrir esto, lo cual es un viaje de regreso al origen. A decir la palabra verdadera, a habitar verdaderamente y, con ello, participar en el Ser.

martes, 18 de julio de 2017

Hoʻoponopono el Arte de Sanación Hawaiano. “Lo siento, perdóname, gracias, te amo" estas son las mágicas palabras del Hoʻoponopono...

Ferran Prat de Sabiens entrevista a Maria José Cabanillas una de las mejores expertas internacionales en el ancestral método hawaiano de sanción conocido como Hoʻoponopono.

Este utiliza palabras mágicas para sanar los malos recuerdos y experiencias negativas.





fuente/Sabiens

viernes, 9 de junio de 2017

Seshen: La Sanación a Distancia desde el Antiguo Egipto a hoy día.

En el Antiguo Egipto parece ser que se conocía una técnica basada en la combinación de principios de la física, metafísica y espiritualudad que permitía poner un misterioso conocimiento en el "castillo" de lo esotérico (doctrina secreta de conocimientos y técnicas de acceso restringido) mediante el cual se crea una energía de tamaño infraatómico que sigue a la generación de un pensamiento y que al igual que un rayo láser se focaliza en un punto de una persona o animal para reprogramar un desequilibrio energético con manifestación orgánica.

Por tanto hoy en Sabiens sabremos más sobre una energía que no se toca pero si se siente positivanente como es el Seshen.





Fuente/Sabiens

domingo, 4 de junio de 2017

Los cristales fantasma sanadores de Resonancia Schumann.


Recientemente estuve en un sitio que sobrecargó mis circuitos. Fue como Disneylandia con demasiado Kool Aid. (*) Me sentí como una viajera del tiempo perdida en el espacio. No tenía orientación, ni cuerda de seguridad, y ningún rescate a la vista. Había tanta interferencia psíquica que no podía encontrar la ventana de luz que tanto necesitaba para mirar afuera y lograr equilibrarme. Era una energía obligada, no la clase de diversión de esta diosa. Me sentía como Tarzan recién salido de la jungla.

Era como mezclar cien veces Margaretville con una pizca de explosión de estrella binaria y un simple toque de sandez planetaria. Estaba fuera de mi elemento y, obviamente, de mi dimensión. Traté de conectarme con la luz que conocía y amaba y todo lo que conseguí fue una conexión con zumbidos, que daba vértigo. Las energías psíquicas parecían como Cazafantasmas 2 con adicción al crack. Así que pedí conectarme con el ritmo natural de la Tierra, el latido de su corazón y su amor y comencé a respirar de nuevo.

Mientras lo hacía, vi la conexión contaminada precipitándose junto con los turistas y creando caos emocional con un gran efecto en el trastorno de personalidad. El pensamiento sanador fue el OM, la música que escuché fue el sonido de la frecuencia Schumann. Solo ese sonido sanador por corto tiempo abrió una ventana de esperanza que se había bloqueado. En ese momento comprendí de dónde venía toda la locura, por qué no dormíamos bien y qué necesitábamos para lograr sanarnos como personas y planeta y universo. 

La Tierra se comporta como un enorme circuito eléctrico creado por una “cavidad entre la Tierra externa y el borde interno de la ionosfera.” Desde que comenzó la vida, la Tierra ha rodeado y protegido a todas las cosas vivientes con una frecuencia natural de 7.83 Hertz, el sonido del OM y el sonido del amor que pulsa desde el corazón de la Tierra al nuestro. Las Resonancias Schumann son ondas electromagnéticas cuasi permanentes que existen en esta cavidad de la Tierra interna. Como ondas en un manantial, ellas no están presentes todo el tiempo, pero tienen que ser excitadas para poder ser observadas. (Como cristales de tiempo). La atmósfera de la Tierra lleva una carga, una corriente y un voltaje de 7.83 Hertz. Ese también resulta ser el latido cardíaco natural de la Madre Tierra. Estas Resonancias son tonos electromagnéticos mundiales.

Aunque la existencia de la Resonancia Schumann es un hecho científico establecido, hay muy pocos científicos que estén conscientes de la importancia de esta frecuencia como un diapasón para la Vida. La Resonancia Schumann pudo ser fácilmente confirmada en el momento de su descubrimiento, pero eso ya no es cierto. Todos los campos de sanación natural de la Tierra están siendo ahogadas por energías hechas por el hombre.

Durante muchos años esta resonancia sanadora se ha cernido a un 7.83 Hertz estable con solo ligeras variaciones. En junio de 2014, todo cambió. Los monitores en el Sistema de Observación Espacial Ruso mostraron un repentino pico en la actividad. Desde entonces, han registrado días donde la Schumann se aceleró a 16.5 Hertz. Al principio, pensaron que su instalación no estaba funcionando bien, pero luego supieron que la información era correcta. Gran parte de la investigación en este tema en los últimos 20 años ha sido conducida por el Departamento de Marina investigando comunicaciones con submarinos con frecuencias extremadamente bajas.

Con la introducción de la tecnología inalámbrica, creamos un medioambiente contaminado que está literalmente “fuera de sintonía” con la Naturaleza misma. El campo magnético de la Tierra fue colocado en su lugar por los Antiguos para que las almas pudiesen aprender del libre albedrío, sin que lo impidiesen los recuerdos de vidas pasadas. Cuando los campos magnéticos cambiaron, las memorias se desataron, requiriendo una limpieza en vez de un continuo movimiento hacia adelante en la evolución de las especies. Vivimos en una dimensión de campos fluctuantes; los mínimos cambios en un campo se transfieren a otro campo.

Esta aceleración puede hacer que se sientan cansados, exhaustos, mareados, deprimidos, y que no duerman bien.

La condición física de los primeros astronautas se deterioró severamente en el Espacio Exterior, lejos de la Resonancia Schumann de la Tierra. El problema se solucionó introduciendo el “Simulador Schumann” en todos los trasbordadores, un generador de pulso magnético que imita la frecuencia de la Tierra. En especial, las frecuencias de los Teléfonos Móviles parecen tener la capacidad de ahogar este puso natural. Se ha demostrado que este pulso interfiere con los ritmos naturales dentro del cerebro. La investigación de la NASA sobre desafíos de la salud experimentados por los primeros astronautas resultó en que se colocasen Resonancias Schumann en las naves espaciales. Los investigadores descubrieron que los 7.83 Hertz son un componente crítico de los cambios en la salud y el comportamiento. Las Resonancias Schumann impactan en la forma en que funcionan nuestros cerebros: “variaciones en los patrones de onda cerebral pueden producir de leves a desastrosos cambios en la salud y el comportamiento.” Con la Resonancia Schumann naturalmente nos sentimos mejor, revitalizados, armonizados, en sincronía.”

El cerebro tiene su propio conjunto de vibraciones que usa para comunicarse consigo mismo y el resto del cuerpo, las ondas cerebrales Theta/Alfa son el “hogar” de los 7.83 Hertz.


La Glándula Pineal es afectada por los cambios en el campo magnético de la Tierra, así como la producción hormonal. La melatonina no se produce en ausencia de la Resonancia Schumann. La frecuencia natural está siendo enmascarada mientras nuestros sistemas biológicos aún están sintonizados con esa frecuencia sanadora. El efecto de “amarrarnos” a esta frecuencia natural mejora la función inmunológica, la calma interior y un profundo sentido y conexión espirituales. La investigación de laboratorio ha demostrado que suministrar un campo 7.83 Hertz puede contrarrestar los efectos de los nauseantes campos hechos por el hombre y proveer un medioambiente más saludable para que nuestros cuerpos se sanen, permitiendo así que las células aumenten su protección inmunológica y disminuya la absorción de sustancias químicas dañinas.

La Frecuencia Schumann está “sintonizada” con los estados del cerebro humano alfa y theta; cuando se acelere sentirá que el tiempo se ha acelerado.

La Gran Pirámide resuena a una frecuencia de 8.1 Hertz debido a su estructura, dimensiones y ubicación en el momento de la construcción. Esta frecuencia fue “capturada” por la Gran Pirámide. La Madre Tierra actúa como un diapasón y la Gran Pirámide fue afinada a esa frecuencia. Esta onda sonora, conocida como onda viajera, fue amplificada en la antecámara y pasada a la Cámara del Rey para formar una onda estable. La onda de sonido amplificado que llega a la Cámara del Rey está compuesta de la tónica de 8.1 Hertz como el primer armónico. Este primer sobretono o segundo armónico, que es un entero múltiple de la frecuencia fundamental, es entonces de 16.2 Hertz. 

Los Cristales Fantasma sanan acontecimientos en el pasado y son grandes sanadores psíquicos y físicos. Ya que muchos de los minerales que conforman un Fantasma son sanadores por derecho propio, su combinación con Cuarzo, el “sanador maestro” mismo, da lugar a algunas poderosas energías sanadoras. Al conectarse con el pasado y evocar el estado original de perfección, podemos enviar estas vibraciones rejuvenecedoras a la Madre Tierra para que sane. Una piedra de consciencia universal, el Cristal Fantasma, también puede ser utilizada para conectarse con los reinos más elevados. El Cristal Fantasma permite que accedamos al conocimiento oculto. Conecta con la guía espiritual y realza la meditación. Un Fantasma puede acceder a los Registros Akáshicos, leyendo las vidas pasadas y recuperando los recuerdos reprimidos (de esta vida también). Un Cristal Fantasma simboliza la conciencia universal. Su propósito es estimular la sanación para el planeta. Los Fantasmas también tratan los trastornos de audición y abren la clariaudiencia (causas de la vida anterior.)

Como la Gran Pirámide, cada uno de esos hermosos y poderosos Fantasmas alberga la Resonancia Schumann dentro de su cavidad piramidal. Coloquen su conciencia en los espacios intermedios de los Cristales Fantasma y accedan a la vibración del OM, de adentro hacia afuera, permitiendo que él ingrese en todo su campo de conciencia y experiencia. El sonido del OM es el latido del corazón de la Madre Tierra y la vibración sanadora de la Resonancia Schumann. Salir de este holograma loco durante unos pocos minutes cada día sincronizará su mente para asociarle con esa paz y buscar su fuente más frecuentemente.

Creo que podemos ordenarnos en secuencia con esta energía sanadora. He visto el efecto que tiene en las aguas, vientos, árboles y vida silvestre. Todos se pacifican interiormente, porque ellos también son afectados por el bombardeo constante de una multitud de energías en la Tierra y fuera de ella. Si están interesados en los Cristales Fantasma, vayan a:

 http://thequantumawakening.com/wordpress/index.php/the-frequency-of-om/

fuente//compartiendoluzconsol.wordpress.com

lunes, 9 de enero de 2017

8 Técnicas de Sanación con Sonido

8 Técnicas de Sanación con Sonido



Pitágoras afirmaba que la música de las esferas (o del cosmos) es una armonía que perciben nuestros oídos desde que se nace. Pensaba que en la vida se está tan acostumbrado a él que fácilmente se confunde con el silencio. Filósofo, matemático y médico, fue uno de los primeros hombres en estudiar la música de acuerdo a la aritmética. Bajo el dominio de su monocordio, estableció que el sonido del cosmos es capaz de estimular, curar y re-configurar la mente. En su escuela de Crotona, se dice, compuso algunas piezas para sanar determinados malestares físicos y espirituales, e incluso las usó para inducir estados mentales ligados al sueño.

Jugando un poco con la hermenéutica de la filosofía pitagórica, podríamos imaginar que la música de las esferas es una metáfora sobre el equilibrio: una armonía mental y espiritual que debe extraerse de entre la saturación de estímulos que genera la realidad. A partir de observar esta danza entre estímulos externos y un equilibrio interior –este último el factor que dicta la salud integral de una persona– Pitágoras concluyó que la música también puede ser medicina. El sonido es una vibración que el organismo puede sentir independientemente de que el oído lo perciba o no.


Tanto en la filosofía primaria como en la actualidad, las frecuencias sonoras se traducen como un orden reestructurador de los engranes del Universo (y de sus seres vivos). Existen numerosas técnicas para sanarnos a través de él y sus beneficios han sido comprobados científicamente. Los métodos de sonoterapia y musicoterapia, fundamentados bajo el principio de resonancia, advierten que una vibración débil, disonante o no saludable, puede ser modificada o reequilibrada por una más intensa y armónica. Y con estos procedimientos también se aprende a elegir los sonidos que necesitan resonar en nuestro cuerpo.

1. Sanación con cuencos cantores
Los cuencos cantores emiten el sonido del vacío (o el del universo). Se distinguen por su capacidad para reequilibrar el campo energético. En meditación se utilizan para ejercer una especia de masaje sonoro sobre el organismo. Existen dos tipos de cuencos para sanción: los fabricados con alrededor de 7 metales distintos por los lamas tibetanos (se cree que algunos de los más genuinos están hechos con minerales de meteorito encontrados en el Himalaya) y los de cuarzo puro. Ambos producen al tocarse un sonido enérgico fuerte, que resuena como una reverberación aguda en el aire del espacio y en el agua que se encuentra en nuestro cuerpo. Además de producir relajación y revitalizar, las vibraciones de los cuencos contribuyen a sincronizar las frecuencias en un organismo, por lo que son de gran ayuda para tratar enfermedades ligadas al desorden mental (ansiedad, estrés, depresión, insomnio), aliviar inflamaciones físicas y reforzar el sistema inmunológico.

2. Acupuntura sonora
La acupuntura sonora es una terapia con más de 3,000 años de antigüedad. Obedece al método tradicional sólo que, en vez de posicionar agujas en meridianos de energía específicos del cuerpo, se colocan diapasones. La resonancia de este instrumento metálico es muy poderosa, similar a la de los cuencos tibetanos, de manera que su sonido viaja fácilmente por el agua alojada en el cuerpo humano. Una vez tocado el diapasón sus vibraciones tocarán músculos, huesos, tejidos e incluso células; de esta manera es posible sanar órganos y tratar enfermedades emocionales.

3. Sonidos binaurales
El conocimiento de los tonos binaurales se lo debemos a un físico precursor de la climatología, Heinrich Wilhelm Dove, quien en sus estudios sobre la influencia de los campos electromagnéticos en la vegetación descubrió que ciertos pulsos sonoros influían notoriamente en las ondas cerebrales. Los tonos bianuales también han sido utilizados para producir diferentes estados de la percepción, generando efectos similares al de una droga psicodélica pero en menor grado. Éstos varían según la frecuencia y pueden llegar a inducir relajación, sueño, concentración, creatividad, supresión del dolor y también sueños lúcidos:

Beta: 12 – 40 Hz / concentración, pensamiento ansioso
Alpha: 8 – 12 Hz / relajación, hipnosis, estimulación del sistema inmune
Theta: 4 – 8 Hz / creatividad, sueño ligero, meditación
Delta: 0 – 4 Hz / curación, sueño profundo, retención de memoria
En este link puedes encontrar algunos sonidos binaurales.

4. Música multidimensional
Un método basado en los poderes de sanación inducidos por el propio organismo, usando como detonadores a los infrasonidos, sonidos y ultrasonidos. Los primeros se caracterizan por ser de baja frecuencia, inferior al sonido que el oído es capaz de percibir. En la naturaleza son generados por tormentas, terremotos, erupciones volcánicas y meteoros, y también pueden ser provocados artificialmente. Los ultrasonidos son frecuencias por encima del espectro audible. Animales como el delfín o el murciélago son capaces de producirlos con fines de orientación.

La música multidimensional es parte de un sistema de sanación llamado terapia holosónica. En ésta se trabaja con una mixtura de las tres gamas de frecuencias, descubierta por Jacotte Chollet en sus 11 años de estudios con sintetizadores y sus efectos psico-kinéticos en el cerebro humano. Los sintetizadores y algunos aparatos de grabación digitales son capaces de emitir los tres tipos de sonido. Según estudios de biocomunicación electromagnética intercelular, los sonidos multidimensionales provocan una interacción peculiar entre las células, como si fueran una especie de neurotransmisor. Su función es la de reequilibrar los “potenciales eléctricos”, un efecto similar al que produce la acupuntura en distintos meridianos.

5. Música psicogeométrica
Dado que el ser humano se encuentra influido por una “geometría sagrada”, la psicogeometría surge para analizar la mente por medio de principios matemáticos. La música compuesta bajo esta premisa puede oscilar entre la utilización de instrumentos electrónicos o étnicos y la mixtura de mantras o voces en lenguajes distintos, siempre y cuando contenga los elementos de proporcionalidad, significación y fractalidad, entre otras virtudes sacromatemáticas que, a través de la vibración sonora, trabajan para fecundar la interacción entre el hombre y su yo interno.

Quizás un ejemplo de música psicogeométrica sean las composiciones clásicas de autores como Beethoven, Mozart o Wagner, que utilizaron en algún punto de su carrera la cifra áurea para componer sus piezas.

6. Chamanismo
Se sabe que los altos niveles de conciencia que alcanza un chamán durante una ceremonia son inducidos comúnmente por sonidos repetitivos creados con tambores, maracas, instrumentos de viento y algunas oraciones. Los ritos mágicos de los brujos y chamanes que usan la frecuencia sonora develan el “sonido secreto”, una vibración con la cual el cuerpo y el espíritu del paciente responden y reaccionan de forma autosanadora. Por otro lado, el canto chamánico, de la mano de ejecuciones instrumentales, es indispensable para la comunicación con espíritus no vivos que auxilian al paciente en la enfermedad física, en la búsqueda y obtención de sus verdaderos deseos o en el enfrentamiento con sus infiernos mundanos.

7. Sanación a través de la voz
El mismo Platón nos dice en su República que cada carácter de vida representa un ritmo y cada acento del hombre un tono, mismos que producirán efectos, buenos o malos, según nuestras virtudes. La voz humana es probablemente el mejor ejemplo de esta alegoría, ya que a través del lenguaje sonoro se transmite, tal vez, la esencia de las virtudes.

Existen numerosos métodos para sanar con la voz, pero sin duda el más importante es el canto. Una técnica ancestral curativa son los llamados de armónicos, en los que un intérprete produce dos o más frecuencias con su voz de manera simultánea. Pitágoras puso especial énfasis en estos cantos y con ayuda de su monocordio logró confabular que un sonido estaba compuesto de múltiples frecuencias, imperceptibles para el oído humano pero dotadas de un ciento de efectos. Uno de los más conocidos es el védico budista.

En meditación suelen usarse mantras, otra especie de canto. Una serie de “sílabas semilla” que utilizan la repetición de su resonancia para sanar. El más conocido es el budista de seis sílabas Om Mani Padme Hum.

8. Técnica de los seis sonidos curativos taoístas (Liu Zi Jue)
Creada por el doctor Sun Simiao, médico y alquimista chino. Autor de una obra de 30 volúmenes de nombre Prescripciones esenciales que valen una fortuna en oro, en donde recopila algunos tratamientos con acupuntura, hierbas, amuletos, ejercicios físicos y su inefable técnica de los seis sonidos curativos. En ella podemos distinguir seis frecuencias en pinyin que se pronuncian al mismo tiempo que se controla la densidad de la respiración: Xu, He, Hu, Si, Chui, Xi.

Cada uno de estos sonidos puede restablecer y reforzar el qi de diferentes órganos del cuerpo y reemplazar emociones negativas a través de su resonancia.

fuente/sanazion.com

Animales con Poderes Sanadores

Animales con Poderes Sanadores

Todos los animales están preparados para cuidar de sí mismos en la naturaleza, con las defensas naturales para garantizar su supervivencia. Ahora más que nunca, los científicos están investigando diferentes variedades de animales para ver cómo los seres humanos podemos aprender de sus diferentes mecanismos de salud. Mientras que el tema es muy amplio, nos hemos puesto de relieve cinco criaturas que, a través de la investigación científica, se ha encontrado que poseen poderes curativos increíbles que se pueden rehabilitar y tratar enfermedades humanas.

Ya en el año 460 a.c. el médico griego Hipócrates hablaba del saludable ritmo del caballo y aconsejaba la equitación para mejorar el estado anímico de enfermos incurables. Durante el siglo XVII montar a caballo fue un remedio recetado por los galenos para tratar a las personas aquejadas de gota.
En el año 1875, el neurólogo francés Chassaignac constató que el trote de estos equinos ayudaba a mejorar el equilibrio, movimiento articular y control muscular de sus pacientes, resultando especialmente beneficioso para personas parapléjicas o con trastornos neurológicos. Pero fue después de que la danesa Liz Hartl ganase la medalla de plata de doma en las Olimpiadas de 1952 y 1956, a pesar de las sécuelas físicas causadas por una poliomelitis infantil, cuando en el norte de Europa se iniciaron los tratamientos fisio-terapéuticos hoy conocidos como Hipoterapia. Y si bien esa práctica rehabilitadora busca principalmente una mejora de lesiones físicas, también los caballos se están demostrando como compañeros que ayudan a mejorar el comportamiento, comunicación, afectividad o bienestar en general de personas de todas las edades.
equino
La terapia a caballo ofrece un abanico muy amplio de posibilidades a personas con problemas físicos, psíquicos, sensoriales y comportamentales.
No sólo los caballos sino también habituales animales de compañía como perros, gatos o pájaros, están desarrollando una importante labor de ayuda terapéutica, tanto en su trato cotidiano como mascotas en muchas viviendas como en programas concretos para personas con necesidades específicas o problemáticas físicas, psíquicas o sociales.
Una lista de algunos animales con poderes sanadores y su respaldo científico:

1. PERROS

Capacidad de curación: la saliva de los perros se ha encontrado beneficiosa para curar heridas. Por otra parte, el movimiento de la lengua de los perros puede ayudar a las heridas, como la saliva afloja los residuos en la superficie de un corte.
Respaldado científico: Los investigadores descubrieron una proteína llamada factor de crecimiento nervioso en la saliva del perro; heridas tratadas con FCN curan doble de rápido que las heridas no tratadas.

2. SERPIENTES

Capacidad de curación: Una proteína del veneno de una víbora malaya puede ayudar a tratar los accidentes cerebrovasculares y prevenir los coágulos sanguíneos.
Respaldado científico: Si bien ser mordido por una serpiente venenosa no es ideal, su veneno para tratar enfermedades se ha encontrado muy eficaz. Una proteína llamada ancrod encontrada en el veneno de la  víbora malaya puede disolver los coágulos de sangre que causan un derrame cerebral durante hasta seis horas después de que comiencen los síntomas del accidente cerebrovascular. El veneno se está utilizando actualmente en Europa para el tratamiento de pacientes con coágulos de sangre, y para prevenir los coágulos que se forman después de ciertas cirugías y procedimientos.

3. GATOS

Capacidad de curación: A través de su profundo ronroneo, gatos pueden reparar huesos rotos.
Respaldado científico: Las frecuencias de 20 a 50 Hertz son útiles para acelerar el proceso de curación de las lesiones óseas. Vibraciones ronroneo felino, que van desde 20 hasta 140 Hertz, pueden ayudar a curar las lesiones de tejidos blandos a los ligamentos, tendones y músculos.

4. LAS ABEJAS

Capacidad de curación: Las abejas son la columna vertebral de nuestro ecosistema, proporcionando los seres humanos con múltiples fuentes de alimentos. Su polen es un alimento perfecto, que contiene casi todos los nutrientes requeridos por el cuerpo humano.
Respaldado científico: El polen es rico en proteínas, vitaminas, minerales, ácidos grasos y bioflavonoides, que son anti-virus, anti-bacterianas y ayuda a reducir el colesterol. Pólenes frescas también contiene al menos 20 aminoácidos que construyen las células sanas.

5. MASCOTAS

Capacidad de curación: Los animales domésticos se han demostrado eficazes para aumentar inmunidades en los bebés.
Respaldado científico: Los bebés que viven con mascotas durante sus primeros seis meses tienen probabilidades significativamente menores de desarrollar alergias y asma. Los niños con los animales domésticos también son menos propensos a venir abajo con los resfriados y las infecciones de oído durante su primer año.
Varios estudios muestran que las familias que tienen mascotas suelen estar más unidas y tener menos conflictos que aquellas que no cuentan con un animal en la casa.
Las satisfacciones que aporta el contacto con un animal de compañía se acentúan en el caso de personas con problemas específicos. Así, está demostrado que la compañía de un gato o perro se convierte en una terapia muy beneficiosa para personas mayores o aisladas, sin familia.
El animal doméstico puede reforzar lazos de afectividad, suavizar la conducta, alargar la vida al ayudar a eliminar el estrés, animar a hacer ejercicio mientras se le acompaña en el paseo e incluso favorecer la comunicación con otras personas.

fuente/sanazion.com
autor/Alexander Barranca

miércoles, 23 de noviembre de 2016

FRANCISCO BARNOSELL. Médicos y Sanadores. "Por una nueva medicina".


Francisco Barnosell es médico y hace nueve años, se preguntó porqué algunos pacientes desahuciados por la medicina convencional, se curaban o mejoraban con la medicina alternativa. Viajó por el mundo al encuentro de terapeutas, chamanes, médiums y sanadores de todo tipo. 

Relata sus experiencias en el libro: "Entre dos aguas". 


Gracias a preguntarse ¿Cómo era posible sanarse con Terapias Alternativas? profundizó en el tema, experimentó en si mismo, aprendió técnicas de sanación y construyó un puente donde, es posible integrar ambos aspectos, combinarlos y fusionarlos para ofrecer lo mejor de cada uno.

Dejar de rechazar aquello que no vemos, que no encontramos explicación científica y abrirnos a otras realidades que también forman parte de esta, es fundamental para alcanzar una nueva medicina, más holística y más amorosa, para beneficio de todos.




jueves, 2 de junio de 2016

Las “curaciones milagrosas”. ¿Son un don de Dios?


En algunos países es común ver a peregrinos viajando a santuarios donde, supuestamente, otras personas se han restablecido de enfermedades incurables. En otras partes del mundo hay curanderos que afirman sanar a la gente usando poderes sobrenaturales. Y en muchos lugares se celebran reuniones religiosas en las que los eufóricos asistentes sueltan sus muletas o saltan de su silla de ruedas, asegurando haber sido curados milagrosamente.
Lo más curioso es que la mayoría de los que llevan a cabo tales curaciones pertenecen a diferentes religiones, y no es extraño que se acusen unos a otros de ser falsos profetas, paganos o apóstatas. Ahora bien, ¿es lógico esperar que Dios emplee a todas esas personas y organizaciones, muchas de las cuales están enfrentadas entre sí, para realizar milagros? La Biblia dice que “Dios no es Dios de desorden, sino de paz” (1 Corintios 14:33). Con todo, muchos afirman que Dios les ha concedido el don de realizar “curaciones milagrosas” en el nombre de Jesús. ¿Será cierto eso? Para hallar la respuesta, veamos cómo sanó Jesús a las personas cuando estuvo en la Tierra.
Las curaciones de Jesús
Hay muchas diferencias entre las curaciones de Jesús y las que efectúan los sanadores de la actualidad. Para empezar, Jesús curaba a todos los que acudían a él, y no solo a unos pocos seleccionados de entre la multitud. Además, las personas quedaban totalmente curadas, casi siempre de forma inmediata. La Palabra de Dios dice: “Toda la muchedumbre procuraba tocarlo, porque de él salía poder y sanaba a todos” (Lucas 6:19).
Otra gran diferencia es que los sanadores actuales no siempre logran curar al enfermo, a quien en esos casos suelen culpar por su falta de fe. Por el contrario, Jesús curaba a todo el que se proponía, sin importar que todavía no hubiera puesto fe en él. En cierta ocasión, por ejemplo, vio a un ciego y decidió devolverle la vista. Después de hacerlo, le preguntó: “¿Pones tú fe en el Hijo del hombre?”. “¿Y quién es, señor, para que ponga fe en él?”, contestó el hombre que había sido curado. Entonces Jesús le dijo: “El que habla contigo es ese” (Juan 9:1-7, 35-38).
Ahora bien, si tener fe no era un requisito para que Jesús sanara a los enfermos, ¿por qué solía decirles: “Tu fe te ha devuelto la salud”? (Lucas 8:48; 17:19; 18:42.) Con esas palabras, Jesús les indicó que se habían curado gracias a que su fe los impulsó a acercarse a él; en efecto, si se hubieran negado a acudir a Jesús, habrían perdido la oportunidad de curarse. Pero en realidad no era su fe lo que los curaba, sino el poder de Dios. Hablando sobre Jesucristo, la Biblia señala: “Dios lo ungió con espíritu santo y poder, y fue por la tierra haciendo bien y sanando a todos los que eran oprimidos por el Diablo; porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38).
Por otra parte, el dinero suele desempeñar un papel importante en las supuestas curaciones modernas. De hecho, estos religiosos son bien conocidos por su habilidad para obtener fondos. Por ejemplo, se sabe que un telepredicador conocido en todo el mundo recaudó 89.000.000 de dólares en un solo año. De igual modo, muchas confesiones religiosas obtienen cuantiosos beneficios gracias a los peregrinos que viajan a los santuarios para curarse. ¡Qué diferente fue Jesús! Nunca cobraba a las personas a las que curaba; lo que es más, en cierta ocasión hasta les proporcionó comida (Mateo 15:30-38). Y cuando envió a sus discípulos a predicar, no solo les dijo que curaran enfermos, resucitaran muertos y expulsaran demonios, sino que también les ordenó: “Recibieron gratis; den gratis” (Mateo 10:8). Ahora bien, ¿a qué se deben todas estas diferencias entre Jesús y los sanadores modernos?
El verdadero origen de estas “curaciones”
A lo largo de los años, muchos profesionales de la salud han investigado los “milagros” de los sanadores. ¿Y qué han encontrado? El diario londinense The Daily Telegraph cita la conclusión a la que llegó cierto médico inglés tras veinte años de investigación: “No existe ni una sola prueba médica que confirme los informes carismáticos de curaciones milagrosas”. A pesar de todo, muchas personas creen sinceramente que han sido curadas gracias a una reliquia, un santuario o un sanador. ¿Qué hay de ellas? ¿Existe la posibilidad de que hayan sido engañadas?
Pues bien, en el conocido Sermón del Monte, Jesús predijo que algunos dirían: “Señor, Señor, ¿no [...] ejecutamos muchas obras poderosas [en tu nombre]?”. Pero su respuesta a estos falsos representantes suyos sería la siguiente: “¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero” (Mateo 7:22, 23). Si el poder de estos practicantes de la maldad no vendría de Jesús, ¿de dónde procedería? El apóstol Pablo reveló que sería fruto de “la operación de Satanás”. Solo así podrían realizar “toda obra poderosa y señales y portentos presagiosos mentirosos, y [...] todo engaño injusto” (2 Tesalonicenses 2:9, 10).
Además, ninguna curación realizada con reliquias, imágenes religiosas u objetos similares puede proceder de Dios. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios ordena claramente a los cristianos que “huyan de la idolatría” y que ‘se guarden de los ídolos’ (1 Corintios 10:14;1 Juan 5:21). Es evidente que los llamados milagros de curación no son más que otra de las trampas del Diablo para alejar a la gente de la religión verdadera. No en vano, la Biblia nos advierte que “Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz” (2 Corintios 11:14).
¿Por qué curaban Jesús y los apóstoles?
Las curaciones milagrosas que aparecen en las Escrituras Griegas Cristianas dejaron claro que Jesús y los apóstoles habían sido enviados por Dios (Juan 3:2; Hebreos 2:3, 4). Asimismo, servían para dar peso a su mensaje, pues la Biblia dice que cuando Jesús “recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y predicando las buenas nuevas del reino”, también iba “curando toda suerte de dolencia” (Mateo 4:23). Además de curar a las personas, Jesús alimentó a multitudes, controló las fuerzas de la naturaleza y resucitó muertos. Sin duda, todos estos milagros fueron auténticas buenas noticias, pues demostraron lo que él hará por los humanos fieles cuando el Reino de Dios gobierne la Tierra.
Ahora bien, todo indica que esas obras milagrosas —o dones del espíritu— dejaron de realizarse después que murieron Jesús, los apóstoles y las demás personas que habían recibido dichos dones. El apóstol Pablo escribió: “Sea que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que haya [dones de hablar en] lenguas, cesarán; sea que haya conocimiento [revelado por Dios], será eliminado” (1 Corintios 13:8). ¿Por qué serían eliminados? Porque una vez cumplido su objetivo —demostrar que Jesús era el Mesías y que la congregación cristiana contaba con la aprobación divina—, las curaciones y otros dones ya no serían necesarios.
Entonces, ¿nos benefician de algún modo en la actualidad las curaciones que Jesús realizó en el pasado con el poder de Dios? Por supuesto que sí. Nos hacen pensar en el tiempo en que las profecías bíblicas llegarán a cumplirse en sentido físico y espiritual. Si ejercemos fe en Jesús y obedecemos sus enseñanzas sobre el Reino de Dios, veremos el día en que nadie tendrá razones para decir: “Estoy enfermo” (Isaías 33:24; 35:5, 6; Revelación [Apocalipsis] 21:4).

sábado, 23 de abril de 2016

El origen psicosomático de las enfermedades: estrés, trauma, alianzas con los padres y bloqueos energéticos.

“Existen enfermos, no enfermedades”, dice la frase popular como un recurso para abordar una cualidad un tanto misteriosa propia de las enfermedades; específicamente que por los mismos métodos y con los mismos medicamentos no se obtienen siempre los mismos resultados.
La medicina en su práctica cotidiana no es una ciencia exacta —o al menos aún no logra descifrar del todo los secretos del cuerpo humano para poder predecir con exactitud la respuesta a un tratamiento en todas sus aristas (esto es tomando en cuenta efectos colaterales y bajo una perspectiva holística). Uno de los aspectos más elusivos que se presenta en el estudio del cuerpo humano y su homeostasis tiene que ver con factores de acción psicosomática o psicobiológica, muchas veces responsables de que una persona no sane pese a que se le ha aplicado un método teóricamente funcional y responsables también de la cronicidad de ciertas enfermedades que llegan a ser “incurables”. Podemos decir que cada enfermo, cada cuerpo es un universo, pero sobre todo porque cada mente es un universo —de aquí el factor particular e impredecible que genera ruido en la medicina.
“¿Y acaso no es más grande aquel que cura el alma, que es más que el cuerpo?”
-Paracelso.Hay una tendencia cada vez más marcada en la ciencia moderna a aceptar que las enfermedades son padecimientos integrales que deben también tomar en cuenta entre sus causas la intercomunicación del sistema mente-cuerpo. La forma principal en la que la medicina ha incorporado este factor “mental” tiene que ver con el estrés. El psicólogo Walter Cannon acuñó el término en su acepción moderna para referirse a aquello que perturba el estado de equilibrio del organismo o homeostasis —término que también acuñó siguiendo el concepto de milieu intérieur de Claude Bernard, bajo la hipótesis de que existe una especie de estado de equilibrio o unidad interior que podríamos llamar salud (en inglés la palabra “health” (salud) se deriva de la raíz anglosajona “hal”, la misma de la que proceden “whole” (entero), “holy” (sagrado) y “heal” (sanar).
Hans Seyle fue la primera persona en reconocer la existencia del estrés biológico con sus efectos nocivos. Seyle entendió el estrés como la respuesta de un organismo que intenta adaptarse a un agente externo que perturba su equilibrio. En un experimento con ratones notó que al inyectarles extractos de varios órganos éstos generaban una sustancia glandular. Seyle creía que había descubierto una nueva hormona, pero luego observó que no obstante el tipo de sustancia irritante que les inyectaba se producían los mismos síntomas – mismos que había identificado en personas con diferentes enfermedades. El trabajo de Seyle culminó en lo que llamó el”Síndrome de Adaptación General”, un término universal para las enfermedades y “una teoría de cómo el estrés mental o físico es convertido en ‘problemas psicosomáticos” por las hormonas del “eje hipotálamo-pituitaria-adrenal’ del sistema endócrino.
La liberación de glucocorticoides (como el cortisol) y neurotransmisores vinculados al estrés (como la noradrenalina) biológicamente tiene la función de protegernos al implementar una respuesta de huida o lucha, la cual es muy útil, al generar químicos que nos permiten reaccionar con velocidad, cuando estamos en una situación de peligro. Este instinto es parte de una herencia biológica que actualmente quizás nos es un poco contraproducente – al no enfrentar comúnmente tigres dientes-de-sable o mamúts que atenten con nuestras vidas en las calles. El problema yace en que liberar estos químicos coloca a nuestro cuerpo en un estado de extrema (aunque ágil) tensión – fuerza la máquina, por decirlo de manera coloquial – lo cual si se repite mucho tiene varios efectos colaterales, el más obvio: la fatiga.
¿Si no enfrentamos cotidianamente peligros de vida o muerte, por qué producimos estas descargas hormonales in extremis? Principalmente porque nuestra mente de cualquier forma encuentra estos peligros, o sus sucedáneos más civilizados y abstractos, en el mundo que la rodea. Uno podría decir que la mente se inventa predadores fantasmas – a diferencia de los sobresaltos de la selva que en su intensidad tenían un pronto desenlace, los predadores modernos son generalmente lentos y obsesos roedores psíquicos que no acaban de amenazar y que van horadando nuestra constitución. Este es el caso del estrés crónico en la modernidad.
En el caso del trauma – que podríamos llamar improntas de estrés agudo – podemos pensar, ahí sí, en encuentros con paralizantes predadores que de un sólo golpe marcan nuestra psicobiología y desatan una constante respuesta, aunque ya ralentizada, de químicos defensivos o estresantes – esos predadores paralizantes, paradójicamente, muchas veces son nuestros padres o personas cercanas. Lo anterior revela que lo único que necesita la mente, en su interacción con el medio ambiente, para desencadenar toda la secuela del estrés es información – información que la perturba, la inquieta o la excita. Esta información – que la mente reconstruye al percibir – es traducida en energía – o en bloqueos de energía – en el cuerpo, a través de las señales que emite el cerebro.
Hoy sabemos que numerosas enfermedades y padecimientos están directamente relacionados con el estrés: la úlcera, los problemas del corazón, depresión migrañas, gripes y problemas respiratorios, estreñimiento y otros problemas digestivos. Pero es posible que la mayoría de las enfermedades estén en alguna medida relacionadas con el estrés o factores psicosomáticos. El estrés debilita el sistema inmunológico al secretar químicos como el cortisol —con el propósito de redistribuir la energía del cuerpo a órganos que en una situación crítica requieren mayores recursos, como el cerebro y el corazón, se suprime el sistema inmunológico. Cuando esto se repite mucho el cuerpo se vuelve vulnerable a todo tipo de ataques inmunológicos.
El estrés también inhibe la producción de citocinas, las proteínas encargadas de la comunicación intercelular y de regular los mecanismos de inflamación: es por eso que el estrés retarda la sanación de las heridas (un estudio mostró que personas que reportaban tener problemas con su pareja tuvieron mayor propensión a enfermarse y tardaron más sanar heridas físicas). En cierta forma podemos concluir que el estrés, que en la actualidad se genera principalmente debido a la forma en la que la mente evalúa la realidad que lo rodea (un juicio que angustia o una incapacidad de relajarse, de no reaccionar y aceptar los estímulos y la información del medio ambiente sin defenderse) es el factor central en provocar una corto circuito entre las respuestas homeostáticas naturales del cuerpo, interrumpiendo la fluidez de la comunicación celular y los mecanismos de autosanación (o autorregulación). Ahora indaguemos más sobre por qué nuestro entorno, que ha sido sanitizado por la ciencia y acomodado por la tecnología, de cualquier forma nos genera cantidades exorbitantes de estrés.

estres
Comentario: Recomendamos ver este vídeo animado donde se demuestra cómo el estrés tiene un efecto en todas nuestras células.
¿La infancia es destino? Trauma, abuso y determinismo psicológico
Una lectura somera del trabajo de Sigmund Freud nos remite a la creencia extendida de que lo que nos sucede en la infancia de alguna manera marca —hasta indeleblemente— el desarrollo de nuestra vida, como si en ese campo tierno que es la infancia las heridas se grabaran con más fuerza. Freud, por supuesto, introduce el concepto del inconsciente, el cual se convierte en la fuente de nuestras conductas, ocultando su primera causa. De esto podemos extrapolar el entendimiento de Jung de que hasta que el inpiduo no hace consciente la mayor parte de los detritos psíquicos que lo componen, su vida se desdoblará como una especie de esclavitud de su inconsciente, al cual “llamará destino”. Bajo la concepción de Jung podemos decir que el estigma de lo que nos ocurre, que motiva secretamente todos nuestros actos —y de ahí el lapsus y la fobia—, es “indeleble” siempre y cuando permanece inconsciente y no ha sido integrado.
Esto nos lleva a reflexionar sobre el “determinismo”, el libre albedrío y la capacidad de liberarnos de las taras de nuestra psique profunda(hereditarias o infantiles). Evidentemente este es un tema que no puede abordarse en un par de párrafos. Aquí nos concentraremos en la relación que tienen los acontecimientos psíquicos, principalmente los de la infancia, con el desarrollo de enfermedades y en si existe la posibilidad de modificar el curso determinista de los mismos.
Que lo que nos ocurre en la infancia afecta profundamente nuestra vida resulta intuitivo, casi como una cadena de causa y efecto, pero hasta hace poco no había sido comprobado. Un estudio realizado por la Escuela Politécnica Federal de Lausanne mostró que el abuso físico y psicológico, y el abandono o la muerte de un ser querido tienen una correlación con los niveles de estrés en la adultez. Este es básicamente el mecanismo operativo del trauma.
La investigadora Carmen Sandi dijo al sitio La Tercera que los resultados de su estudio “demuestran que la exposición al estrés durante los primeros años de vida conduce a un aumento de los comportamientos agresivos y también a alteraciones en la actividad cerebral”. Sandi, sin embargo, considera que, pese a esta predisposición neurológica, es posible reprogramar “los comportamientos y las funciones cerebrales que fueron dañadas por la exposición temprana al trauma” a través de fármacos combinados con una terapia cognitiva.
Comentario: Sin embargo, como hemos mencionado anteriormente en SOTT, muchas veces los fármacos hacen más daño que bien a nuestra salud mental, especialmente los dichosos antidepresivos o ansiolíticos. 
En este punto podemos hablar acerca de la neuroplasticidad, término que se refiere a cómo nuestro cerebro tiene la capacidad de cambiar y adaptarse como un resultado de la conducta y la experiencia. Lo que significa que no estamos predestinados a cargar siempre con nuestros traumas pasados, tenemos la capacidad de re-programar nuestro cerebro hacía una vida más sana.
En esta conferencia el Dr. Joe Dispenza nos explica cómo las neuronas tienen la capacidad de guardar y compartir información unas con otras. Cada vez que se adquiere un nuevo conocimiento, se crea una conexión sináptica, por ejemplo. El doctor habla también sobre cómo por los simples pensamientos de estrés anticipados que tengamos el cuerpo reacciona de una forma defensiva.
El estudio muestra que existe una programación epigenética, un factor ambiental —en este caso un estrés agudo—, que es capaz de programar el cerebro para predisponer conductas y afectar la expresión de ciertos genes (en un artículo previo vimos lo que es el campo epigenético: el cual modula la expresión de algunos de nuestros genes en su interacción con el medio ambiente, nuestros hábitos, alimentos y posiblemente incluso nuestras emociones).
El sitio La Tercera también cita un estudio de la Universidad de Ohio en el que se descubrió que personas que fueron expuestas a trauma infantil vivieron entre 7 y 15 años menos que personas que tuvieron una infancia menos problemática; el mismo grupo mostró tres veces más riesgo de derrame cerebral en el caso del trauma. Los investigadores creen que esto se debe a que el estrés afecta el desarrollo normal de un inpiduo.
El eminente médico Franz Alexander, padre de le medicina psicosomática y de la criminología psiconanalítica, encontró un interesante patrón entre los niños que contraían hipertiroidismo. Aquellos que manifestaron esta enfermedad hormonal mostraron la tendencia de identificarse con un padre, generalmente la madre, debido al abuso o al rechazo del otro. “Estos pacientes no pueden superar su ansiedad recurriendo a sus padres por ayuda. Sus necesidades dependientes son constantemente frustradas debido a sus circunstancias o por las actitudes parentales, por la pérdida o por el rechazo, así como por conflictos más complejos que involucran culpa”.
Esto generalmente provoca una identificación con alguno de los padres y posiblemente una alianza a través de la enfermedad. La enfermedad puede ser vista no sólo como una forma de llamar la atención, es también una búsqueda del amor carente, y en ocasiones una forma de solidarizar con la enfermedad o muerte de uno de los padres. En su misterio, que a veces parece operar como una fuerza antagonista destructiva, el inconsciente llega a hacernos enfermar, paradójicamente, en una pulsión cuyo motivo es el amor (thanatos y eros se entrelazan y confunden en un baile de máscaras en nuestra mente).
¿Cuál es el origen o la causa primera de una enfermedad? Esta es una pregunta que nos deja perplejos ante una serie casi infinita de instantes concatenados con sus respectivas respuestas psíquicas. ¿Fue aquel día remoto que vimos a nuestros padres pelear? ¿Fue la angustia que sentimos al no sentir, por predisposición neurológica o azar, el amor de nuestra madre al salir del vientre? ¿Fue el abuso físico o psicológico que sufrimos de parte de uno de nuestros tíos, primos o padres? ¿O quizás algo menos explícito y más enigmático, simplemente una temprana interacción con el medio ambiente que no pudo ser encauzada, y que generó una serie de secuelas, hasta la cronicidad?
Y, por supuesto, ¿posibelmente fue el determinismo de una cadena genética, que por generaciones no ha logrado sanar una cuita, un malfuncionamiento, pero que quizás nosotros podríamos sanar, y modificar su expresión por medios epigenéticos?
Llegamos aquí una fuente quizás más remota en la cual el karma, la reencarnación y la posible existencia de un espíritu que amalgama la multiplicidad de nuestra existencia se entroncan con la genética. ¿Es posible que nuestras enfermedades vayan más allá de nuestro cuerpo actual y se remonten a una especie de nudo psíquico propio de nuestro linaje (la enfermedad como un fantasma en un laberinto)?
Sinceramente esto supera mi entendimiento y lo refiero aquí solamente porque me parece una posibilidad, entre otras – y dentro de la esencia misteriosa de una enfermedad, de aquello que impide el pleno funcionamiento de nuestra voluntad psicofísica, no es del todo implausible que esos agentes externos estresantes provengan de regiones distantes y de dimensiones invisibles u ordinariamente imperceptibles.
Relajación, placebo, autosanación e hipnosis
“Toda enfermedad es el resultado de vida psíquica inhibida… El arte del sanador consiste en desatar el alma, para que pueda fluir a través del agregado de organismos que constituyen cada forma particular. La sanación verdadera ocurre cuando la vida del alma puede fluir sin impedimento ni represión a través de todos los aspectos de la forma”
Djwahl Kul.Hasta ahora hemos esbozado una teoría de cómo la mente, en su interacción con el medio ambiente, puede generar un proceso de enfermedad, ligado fundamentalmente a la detonación de mecanismos de defensa químicos que, de manera crónica o aguda, llegan a convertirse en agentes tóxicos para el funcionamiento de un organismo. Ahora veamos como la misma mente —o el software de la biocomputadora humana— también es capaz de desencadenar un proceso de sanación.
Los mecanismos por los cuales se produce la sanación psicosomática son menos conocidos que los mecanismos por los que se produce la enfermedad psicosomática. Fundamentalmente se sabe que aquellos factores que inhiben la hormonas relacionadas con el estrés, generando estados de relajación, son los responsables de propiciar estados benéficos para la salud. La relajación puede ser entendida entonces como el opuesto psicosomático del estrés, pero su definición está dada justamente en relación al estrés y no tanto por sí misma. Los beneficios de prácticas como la meditación, el neurofeedback, el yoga u otras disciplinas tienen que ver fundamentalmente con promover la relajación y reducir el estrés.
Otra de las formas en las que se entiende la sanación psicosomática tiene que ver con el efecto placebo. Hoy sabemos por numerosos estudios médicos que el placebo es algo recurrente, pero no conocemos a ciencia cierta como es que opera. Existen, sin embargo, algunas pistas dentro del incipiente campo de la psiconeuroinmunología. El trabajo del hipnotista Ernest Lawrence Rossi es en este sentido uno de los grandes referentes. En su libro “The Psychobiology of Mind-Body Healing”, Rossi relata el caso de un paciente, el Sr. Wright, quien mostró una radical respuesta al placebo (el caso fue documentado por el Dr. Phillip West).
El Sr. Wright tenía numerosos tumores del tamaño de órganos y se le pronosticaba apenas unas semanas de vida cuando escuchó sobre un nuevo medicamento para tratar el cáncer llamado “Krebiozen”. Entusiasmado, convenció a su médico para que le administrará este medicamento. Desde antes de recibir el medicamento el Sr. Wright ya mostraba un talante de radical mejoría y después de que se le administrará una inyección en un plan de diez días, sus tumores habían prácticamente desaparecido. Dos meses después reportes en la prensa sobre el Krebiozen hacían referencia a que las pruebas clínicas no habían obtenido buenos resultados. Esto inmediatamente deprimió al Sr. Wright, quien volvió a desarrollar tumores. Pero el Dr. West había detectado lo sucedido y le comentó que los medios estaban desinformando y que había una nueva cepa de la medicina de mayor potencia. La recuperación de su tumor terminal fue aún más dramática. El Sr. Wright se mantuvo dos meses sin síntomas, pero lamentablemente un reporte de la Asociación de Médicos de Estados Unidos llegó a sus manos en el que simplemente determinaba que este fármaco era inútil. Poco después murió.
Rossi escribe sobre el proceso de placebo:
“Obviamente, el sistema inmune del Sr. Wright debió de haberse activado por su creencia en la cura. La rapidez increíble de su sanación sugiere que sus sistemas autonómico y endócrino debieron de responder fácilmente a la sugestión, permitiendo que movilizara sus torrente sanguíneo con una increíble efectividad para remover fluidos tóxicos y desechos del cáncer en rápida disminución[…] Ahora sabemos mucho mas del ‘sistema límbico-hipotalámico’ del cerebro como el gran conector entre mente y cuerpo que modula la actividad de los sistemas autonómicos, endócrnos e inmunes en respuesta a creencias y a sugestión mental”.
Para Ernest Lawrence Rossi este proceso de conexión y modulación mente cuerpo puede entenderse a través de un mecanismo de transducción. Todos los procesos físicos y psíquicos son manifestaciones o transformaciones de información. La transducción hace referencia a que no sólo la materia y la energía son convertibles, también la información se transforma en materia y energía. Es de esta forma que un fenómeno psíquico llega a somatizarse y también a desencadenar – por una orden generalmente inconsciente— un proceso de sanación o una respuesta placebo. Probablemente de la misma forma que el estrés desencadena una cascada bioquímica en el cuerpo, la relajación también produce una descarga de hormonas y neurotransmisores, en este caso algunos más benignos, tal vez oxitocina, serotonina y dopamina.
De manera muy básica podemos entender que en directa oposición a la cronicidad del estrés opera la habituación a la relajación. Así prácticas como el yoga, la meditación, el ejercicio y las relaciones humanas íntimas pueden actuar en directo detrimento de las enfermedades.
La hipnosis, según Rossi, es capaz de sanar ya que la memoria y el aprendizaje dependen de un estado. Un ejemplo de esto es cómo en ocasiones solo nos acordamos de ciertas cosas cuando vivimos algo similar o estamos en un estado mental similar. Al acceder a esta memoria que depende de un estado psíquico – accedemos a una especie de archivo oculto dentro de nuestro sistema operativo que sigue corriendo y podemos reprogramarlo.
El campo de la sanación psicosomática y de la psiconeuroinmunología apenas está siendo explorado y podría ser el futuro de la medicina. Una medicina holística y multidimensional que reconozca el poder de la mente. Quizás estos procesos de sanación acelerada que en ocasiones logra detonar el placebo (“el doctror interno”) puedan ser detonados a voluntad. Estaremos más cerca entonces de hackear el sistema operativo de nuestra mente inconsciente y de instalar al espíritu en la cabina de piloto con plena facultad ejecutiva.
Por Alejandro Martínez Gallardo
Pijamasurf
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